La disposición de sus semillas no es al azar. Sigue un patrón matemático, relacionado con el ángulo de Fibonacci, que deriva del número áureo.
Los girasoles sólo miran al sol cuando son jóvenes.
Por la noche se inclinan realizando movimientos al azar.
Cuando amanece y sale el sol de nuevo, la flor se volverá a orientar hacia él, empezando el ciclo.
Girasoles entre olivos. Campiña de Córdoba.